Michel Foucault publica su primer obra en 1961, “Historia de la locura en la época clásica” y trae un concepto novedoso para la época:
LA EXCLUSIÓN
La idea es que la sociedad necesita normalizar a los individuos para que funcione de determinada manera y ese armado excluye a los que no encajan, necesariamente. La fundamental exclusión era con quienes no eran útiles: vagabundos, “locos”, disidentes.
Si traemos el concepto a nuestra época veremos que está plagado de exclusiones, muchas silenciosas. Exclusiones de diverso tipo y grados. No es un tema binario, es un tema de grises y bordes difusos.
Es que la exclusión ha cambiado de forma.
Antes era represiva y directa, hoy es sutil y hasta a veces es una inclusión de borde, es decir, se hace de cuenta que se incluye pero en los hechos no ocurre.
Hace 20 años se excluía a los mayores de 60 años del mercado laboral, hoy la edad ha bajado a 45 años, hay quienes ya hablan de 40 años.
Es un caso de inclusión de borde o exclusión silenciosa ya que pueden emprender (más bien están obligados) pero lo concreto es que han sido expulsados del mercado laboral.
Otro caso es el de las personas trans. Es muy de época hablar de su inclusión en el mercado laboral pero si les preguntan a estas personas verán que lo habitual son trabajos precarios: “te incluyo pero no tanto”.
Las personas en las empresas también crean una exclusión silenciosa con aquellos que la están pasando mal, le dicen “los tóxicos”. Son empujados al borde de la organización por no resultar útiles y a la vez no hacen el más mínimo esfuerzo por comprender la naturaleza de lo que les ocurre. Es donde se acaba la empatía, justo ahí cuando hay que practicarla pues ya no está.
Algo similar pasa con los pensadores críticos, con los que tienen impulso por crear, por proponer cosas diferentes. Se los mantiene en el sistema, coyunturalmente, hasta que se cansan y se van. Otra expulsión silenciosa.
La expulsión silenciosa tiene la particular característica de no asumir la culpa de la exclusión. Al menos, en la época de Michel, tenían la valentía de hacerlo de manera directa, de asumir la responsabilidad. Por caso el Estado era responsable.
La posmodernidad, si es que tal cosa existe, nos ha traído la dilución de la responsabilidad.
Acaso, ¿Quién es responsable de la exclusión silenciosa?
Diría Byung Chul-Han que la estrategia es perfecta: ellos se sentirán culpables de lo que les pasa y ni se les ocurrirá organizar una revolución.
Es muy importante que los más jóvenes se preparen para poder tener ingresos con un proyecto propio ya que en el futuro, cada vez más cercano, serán excluidos y no tendrán a quien culpar.