El rol de las empresas en medio de una era de avanzada tecnológica sin escalas no puede quedar atrás. En este marco, es importante saber cómo incorporar nuevos conocimientos y democratizar la educación.

En un mundo en el que la tecnología va cada vez más rápido y la dependencia de lo digital crece, emerge un riesgo. Y es que la velocidad agrande la brecha de conocimiento y sean cada vez menos los que tienen los necesarios para los trabajos del futuro. Según el World Economic Forum, más del 75% de las compañías a nivel global buscan incorporar tecnologías. Ya sea big data, cloud computing o Inteligencia Artificial (IA) en los próximos cinco años, lo que creará un desafío para quienes no tengan habilidades en esos temas.
En este contexto, las empresas deberán ser conscientes del rol que tendrán en el acompañamiento de los trabajadores durante el proceso de adopción tecnológica. Así es como emerge el concepto de «empresa-escuela«, una filosofía empresarial que implica compartir activamente con el mundo exterior el conocimiento interno que una compañía acumula y resguarda. Buscando trascender las fronteras tradicionales de la educación y la colaboración.
Las compañías, en su búsqueda constante de ventajas competitivas, a menudo atesoran un mundo de conocimiento interno. Ya sea sobre sus productos y servicios, su experiencia en el mercado, sus procesos de negocio, o su cultura organizacional y formas de liderazgo. Las organizaciones acumulan información valiosa que, en muchos casos, permanece en gran parte desconocida para el público en general. El concepto de empresa-escuela desafía este status quo al reconocer que este conocimiento tiene el potencial de generar un impacto positivo mucho más allá de las paredes de la empresa.
Democratización del conocimiento
En lugar de limitar el acceso a este conocimiento a unos pocos, las empresas-escuela se convierten en motores de aprendizaje y colaboración para todos. Esto se traduce en la apertura de programas de formación y recursos. Que no solo benefician a sus empleados internos o a candidatos a ingresar en la organización, sino que se extienden a sus clientes, socios comerciales y, en última instancia, a la sociedad en general. Este enfoque democratiza el acceso a la información y la educación, lo que a su vez amplía el impacto positivo en su entorno.
Según datos de la CESSI, el empleo en la industria IT pasó de 20.000 puestos de trabajo en 2004 a más de 140.000 este año. Lo que significa un crecimiento exponencial, que deja entre 10.000 y 15.000 plazas sin cubrir anualmente. En este contexto, una empresa-escuela puede fortalecer la relación entre la empresa y su entorno, al contar con mayor acceso a recursos educativos de alta calidad e información valiosa. Así, la comunidad se empodera y se convierte en una fuerza motriz para el progreso. Adoptando las nuevas tecnologías de forma más ágil y respondiendo a la crisis de falta de talento tecnológico.