«Ya no quiero liderar» es una frase que solía repetirme a menudo. Había momentos en mi carrera en los que me sentía abrumado por la responsabilidad de liderar a un equipo y la presión de tomar decisiones importantes, partiendo de la base que comencé mi proceso muy joven (22 años), sentía que no tenía todas las respuestas (hasta ahora tampoco las tengo todas) y que podía estar tomando la dirección equivocada. Además, el liderazgo era una carga pesada para llevar, y a menudo me sentía agotado.
Sin embargo, en lugar de abandonar mis ambiciones de liderazgo, decidí enfrentar mis miedos y trabajar en ellos; tuve la suerte de tener los mejores mentores de la vida, mi padre y mi padre, que lideraban ambos negocios y equipos distintos y su aprendizaje venia acompañado con la práctica de inmediato. En paralelo, comencé a buscar recursos y capacitaciones que me ayudaran a ser un líder más efectivo; recuerdo que un jefe de la época me decía TU estás loco, pides vacaciones para ir a estudiar y ahora reflexionado puedo entender que era el camino correcto. Esto me permitió entender que es normal no tener todas las respuestas, y que es importante tener un equipo sólido alrededor para buscar soluciones y trabajar juntos.
También me di cuenta de que el liderazgo no es una tarea individual, sino que es un trabajo en equipo. En lugar de asumir toda la responsabilidad y trabajar las 24 horas del día, los 7 días de la semana, empecé a delegar tareas y confiar en mi equipo. Descubrí que cuando compartía la responsabilidad, no solo me ayudaba a reducir mi carga de trabajo, sino que también ayudaba a mi equipo a crecer y sentirse valorado.
A través de la resiliencia y el trabajo constante en mí mismo, he llegado a disfrutar del liderazgo. Ahora, en lugar de sentirme abrumado por la responsabilidad, me siento agradecido por la oportunidad de liderar y tener un impacto positivo en la vida de mi equipo. Aprendí que el liderazgo no es solo una tarea que hay que realizar, sino una oportunidad para crear un ambiente de trabajo productivo y motivador.
En resumen, aunque una vez pensé que ya no quería liderar, descubrí que el liderazgo no tiene que ser una tarea agotadora e individual. Aprendí a trabajar en equipo, a delegar tareas y confiar en mi equipo, lo que me permitió disfrutar del liderazgo y tener un impacto positivo en la vida de los demás. Siempre habrá desafíos en el camino, pero la resiliencia y el trabajo constante en uno mismo son claves para alcanzar el éxito en cualquier área de la vida, incluido el liderazgo.
