Relevo generacional en la hostelería: retos y oportunidades de un cambio inevitable

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Toda una generación de profesionales de la hostelería está llegando al final de su vida laboral. Es quizá la generación más profesional que hemos tenido en España.

Hombres y mujeres que han dedicado toda su vida a la hostelería, sintiendo un profundo orgullo de su profesión, trabajando de cara al público con amabilidad y buen hacer, y siendo herederos de toda una tradición que no veía en la hostelería solo un paso intermedio para otras profesiones.

El relevo, sin embargo, es inevitable y debemos prepararnos para él y pensar qué puede hacer la hostelería en un contexto laboral marcado por dos aspectos tan fundamentales como insoslayables: unas nuevas generaciones que no ven en la hostelería un futuro, sino una estación de paso; y una creciente digitalización del negocio hostelero.

Comenzando por este último aspecto, la digitalización puede suponer una doble oportunidad para los negocios hosteleros en el futuro.

Por un lado, las nuevas generaciones van a ser nativas digitales, por lo que van a ser más rápidas a la hora de entender y adoptar cualquier mejora de software o hardware introducida en el proceso, desde las nuevas formas de tomar las comandas hasta la creación de cocinas inteligentes y más eficientes.

Esta reducción del periodo de aprendizaje, sumada a que la digitalización completa del servicio puede conllevar una menor necesidad de mano de obra en la hostelería –en un momento donde esa mano de obra está en números rojos− puede contribuir, a su vez, a la mejor consideración social de la hostelería como destino profesional. Por un lado, recuperando ese orgullo que tenía la anterior generación, ya que se trataría de un «empleo digital».

Y por otro, al reducirse el número de empleados necesarios, al aumentar los salarios de los que sí decidan que la hostelería es el empleo que quieren; lo que sin duda redundará también en esa mejor percepción social del trabajo en hostelería.

Con esto enlazamos con el gran problema generacional que enfrenta la hostelería: una juventud que hasta ahora ha visto o ve la hostelería como un trabajo de paso hacia destinos laborales que consideran mejores. Una situación que tiene que ver con los salarios, pero no solo, ya que está muy relacionada con la percepción general en nuestro país del turismo y los servicios como un sector de poco valor social. Pese a la importancia de estos sectores en el PIB español. Y su papel de motor económico incluso en las peores circunstancias macroeconómicas.

Como decíamos, la digitalización de las cocinas y del servicio en sala puede ayudar a que los jóvenes vean los puestos de trabajo como de mayor valor social y aspiren a quedarse en ellos. Además, como también señalábamos puede ayudar a mover salarios hacia las incorporaciones, al no ser necesaria tanto mano de obra. Ahora bien, todo esto deber ir acompañado, a mi entender, de un profundo cambio cultural en el sector hostelero español.

Así, por un lado, es necesario que el sector haga suyas las reclamaciones de facilidades de conciliación que piden las nuevas generaciones. Especialmente, si entendemos que, de extenderse la reducción de jornada al resto de la sociedad, la hostelería podría sufrir una pérdida de atractivo al no poder reducir sus horas y padecerá, además, un aumento de la carga de trabajo al crecer las horas de ocio del resto de la población. Lo que puede ser puede convertir tormenta perfecta.

Por otro lado, el cambio cultural debe implicar toda una serie de acciones –consensuadas, colectivas y de calado− que mejoren la percepción social del trabajo en los sectores de la restauración y de la hostelería. Hay que recuperar para los jóvenes ese orgullo de trabajar en estos sectores que ha tenido siempre la generación que en estos momentos está apurando sus últimos días de vida laboral. Eso implica acciones de concienciación, de comunicación, de marketing que deben estar coordinadas desde las patronales sectoriales y deben implicar a todos los actores.

Y acabo con una cita de Winston Churchill: “Cambiar no siempre equivale a mejorar, pero para mejorar, hay que cambiar”.

Jorge C. Juárez Ayuso

Fundador y CEO en SIGHORE-ICS

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