Probablemente, la mayoría hemos experimentado una fatiga que no solo se limita a lo físico, sino también a lo mental, puesto que llegamos a un punto en el que estamos de peor humor, nos cuesta pensar con claridad y sentimos que no nos desempeñamos al mismo ritmo que solemos trabajar, lo que provoca una notable disminución en la productividad.
Si bien es cierto, el verano es una estación que trae consigo múltiples beneficios para nuestro cerebro, ya que, gracias a la exposición solar que tenemos, existe una mayor producción de serotonina, también denominada como la hormona de la felicidad, lo que nos proporciona sensaciones de bienestar y relajación, es decir, permite que tengamos un mejor estado de ánimo.
Sin embargo, como expresó Julio Cachay, médico internista de la Clínica Ricardo Palma, con el aumento persistente de las temperaturas, el organismo va sufrir de un estado de deshidratación, por lo que las personas perdemos volumen de agua y sales. Por esta razón, se genera una disminución de la perfusión tisular, es decir, la irrigación del cerebro se dificulta, ya que llega menos volumen de sangre, por ende, menos oxígeno y glucosa, alterando así el funcionamiento natural de este órgano.
De igual forma, destacó que cuando nuestra temperatura corporal se encuentra por encima de los 40° C, el hipotálamo, área del cerebro encargada de regular la temperatura, deja de funcionar correctamente, puesto que se le dificulta el control del sistema natural de enfriamiento, motivo por el cual podemos padecer un golpe o agotamiento por calor.
Además, es importante considerar que esta región cerebral también es la encargada de regular otras funciones, como el sueño, el hambre, las emociones, la atención y el equilibrio. No obstante, cuando el hipotálamo trata de lograr una temperatura adecuada para el organismo, deja de lado las otras funciones, provocando en las personas estados de irritabilidad, tensión, confusión, ansiedad, somnolencia o si el cansancio persiste, puede generarse sopor.
De igual manera, a nivel cognitivo se produce una disminución significativa de la capacidad de concentración y memoria, que evidencian un menor rendimiento, manifestó el especialista.
En primer lugar, Cachay señaló que, para prevenir molestias físicas y psicológicas, es importante evitar la exposición directa al sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde. En caso nos encontremos en un sitio cerrado, este debe contar con sombra y ventilación, y si es factible con aire acondicionado para impedir que el incremento de las temperaturas sea por tiempos prolongados.
Un punto fundamental para evitar el agotamiento por calor es el mantener una hidratación permanente, pues lo recomendable es beber al menos de 2 a 2,5 litros de agua al día, aunque no tengamos sed. También es clave vestir con ropa ligera, fresca y holgada, de preferencia que sea de algodón. Es igual de importante descasar cada cierto rato, lo ideal es pararnos y caminar, puesto que el movimiento ayuda a tener una mejor oxigenación, indicó el médico internista.
Si tú o tu empresa están interesados en darse a conocer a través de los canales digitales de diario Business News para seguir creciendo, dale clic a los siguientes banners:
Nota tomada del diario El Comercio (Perú).