
Emociones básicas: ¿Qué dicen tus expresiones faciales?
Ekman nos enseñó algo increíble: todos los seres humanos, sin importar de dónde venimos, compartimos seis emociones básicas que podemos reconocer solo con mirar el rostro de alguien.
Estas emociones universales son: miedo, ira, alegría, tristeza, sorpresa y asco. ¿Alguna vez te has preguntado por qué, sin conocer a una persona, puedes saber si está triste o feliz? Ekman lo investigó y descubrió que estas emociones son innatas y que tienen expresiones faciales que se entienden en cualquier parte del mundo.
Paul Ekman y las seis emociones básicas
Paul Ekman es un famoso psicólogo estadounidense que dedicó su vida a estudiar las emociones y las expresiones faciales. Su contribución fue más allá de los científico y en el 2001 inspiró una serie de televisión Lie To Me – Miénteme, luego en el 2015 colaboró activamente con la película Inside Out – Intensamente.
Miedo: la alarma natural de tu cuerpo
¿Te ha pasado que estás a oscuras y escuchas un ruido raro? En ese momento, el miedo se activa, como un sistema de alarma que te prepara para escapar o enfrentar el peligro. Según Ekman, cuando tenemos miedo, nuestros ojos se agrandan y las cejas se levantan, lo que nos ayuda a estar más alertas. Aunque parezca aterrador, el miedo es útil: sin él, no podríamos protegernos de situaciones peligrosas. Esta emoción te permite tomar decisiones rápidas, como salir corriendo o defenderte, y es clave para la supervivencia humana.
Ira: la chispa que impulsa al cambio
Todos hemos sentido ira, esa emoción que nos hace apretar los dientes y fruncir el ceño cuando algo nos frustra o parece injusto. La ira, explicó Ekman, es una reacción poderosa que nos da energía para actuar. Pero aquí está el truco: la ira puede ser peligrosa si no la manejas bien, pero también puede ser la chispa que necesitas para generar cambios. Si sientes que algo no está bien, usa esa energía para hablar, defender tus ideas o hacer justicia, siempre de manera constructiva.
Alegría: la emoción que ilumina el mundo
No hay nada como la alegría. Ese momento cuando algo genial sucede, cuando logras una meta o cuando simplemente disfrutas de estar con amigos. Ekman descubrió que esta emoción es tan poderosa que nos hace sentir bien y también crea conexiones fuertes entre las personas. ¿Has notado que cuando alguien sonríe, tú también sientes la necesidad de sonreír? La alegría se refleja en todo nuestro rostro: los ojos se iluminan, los labios se curvan hacia arriba, y es como si todo el mundo brillara un poco más.
Tristeza: una pausa para reflexionar
Aunque nadie quiere sentirse triste, esta emoción es parte esencial de la vida. Ekman explicó que la tristeza nos permite detenernos, reflexionar y reorganizar nuestras emociones cuando enfrentamos una pérdida o decepción. Si ves a alguien con las cejas caídas y los labios hacia abajo, es probable que esté triste. Lo importante aquí es que la tristeza no es algo para evitar; es una señal de que necesitamos procesar lo que nos duele y, a veces, pedir ayuda. Esto nos ayuda a sanar y seguir adelante.
Sorpresa: la emoción que te prepara para lo inesperado
Imagina que estás viendo tu serie favorita y de repente ocurre algo que no te esperabas. En ese momento, sientes sorpresa. Según Ekman, esta emoción es como un botón de pausa que nos permite asimilar lo inesperado. Nuestros ojos se abren grandes, las cejas se levantan y la boca se entreabre, como si nuestro cerebro necesitara más información para decidir qué hacer. La sorpresa es rápida, pero fundamental para adaptarnos y reaccionar a lo desconocido. Lo más curioso es que puede transformarse rápidamente en otra emoción, dependiendo de si la sorpresa es buena o mala.
Asco: una barrera protectora
El asco es una emoción que puede parecer desagradable, pero tiene una función muy útil: protegernos. Ekman señaló que arrugamos la nariz y fruncimos los labios cuando algo nos da asco porque es una forma de evitar lo que podría hacernos daño, como un mal olor o una comida en mal estado. Pero no solo eso, el asco también puede aparecer cuando algo nos resulta moralmente inaceptable, lo que nos ayuda a alejarnos de situaciones negativas. Esta emoción nos recuerda que no todo es bueno para nosotros, y que está bien mantener distancia de lo que nos hace sentir incómodos.
Las emociones básicas te conectan con el mundo
Lo fascinante del trabajo de Paul Ekman es que nos demuestra que las emociones básicas son una parte esencial de lo que somos, y que nos conectan con los demás, sin importar de dónde vengamos. Miedo, ira, alegría, tristeza, sorpresa y asco son universales y forman parte de nuestra naturaleza humana. Al comprender estas emociones y cómo se expresan en nuestros rostros, podemos mejorar nuestra capacidad de comunicar, conectar y entender mejor a quienes nos rodean.
Así que, la próxima vez que sientas alguna de estas emociones, recuerda que estás experimentando algo profundamente humano y compartido por todos. Las emociones son una respuesta a lo que vivimos y una forma de crear empatía logrando acercarnos a los demás.
Suscríbase hoy mismo al newsletter Filosofía de la recuperación, un espacio dedicado a la filosofía de la recuperación emocional.